¿Alguna vez habéis observado que a la derecha de la estación de Atocha, esquina a la calle de Méndez Álvaro, hay un edificio pequeñito y rosado? Tal vez la respuesta sea sí, pero en ese caso, ¿os habéis preguntado alguna vez qué diantres es? Para quien tenga dudas, es el edificio en el que se centra la imagen de cabecera.

La verdad es que os pregunto esto porque creo que no mucha gente se lo ha cuestionado. Y lo pienso porque, tratando de preparar un recorrido en torno a la estación de Atocha y la importancia del ferrocarril (más información aquí), me he dado cuenta de que no tenía del todo claro lo que era. Sólo que hoy en día es el centro de mando del AVE.

Como acostumbro, me puse a buscar tanto bibliografía como alguna información online, pero lo único que encontré fue un pequeño comentario en la tesis de Borja Aróstegui, otro en madridmasd y otro en www.arcoeuropeo.org/?p=903 . Como digo, eran pequeños comentarios: se limitaban a indicar este edificio como el “Hospital Ferroviario”. Al final acudí al Archivo Histórico Ferroviario (AHF) y ahí sí encontré documentación con la combinación «servicio sanitario».

Delicias: sede del Museo del Ferrocarril y del AHF.

Antes de seguir, os introduzco en la cuestión: el tren llegó por primera vez a la Península en 1848, con el ferrocarril Mataró-Barcelona. Debido a las particularidades del trabajo en este sector, las empresas ferroviarias dispusieron de un servicio médico prácticamente desde el primer momento, para poder atender a sus propios trabajadores y, ya de paso, también a aquellos viajeros que sufrían algún percance.

Si bien es cierto que el Estado no pudo o no supo participar desde el primer momento en este proceso, sí es cierto que poco a poco fue interviniendo en la regulación del sector. Entre estas regulaciones se puede destacar el Reglamento Sanitario de 1925, que en su artículo 19 dice específicamente:

“Las estaciones que por su importancia lo requieran contarán con instalaciones fijas para la asistencia y cura de enfermos y heridos (…)”.

Esto, en realidad, no afecta directamente a Atocha, que ya disponía de servicio sanitario, pero impulsa a la MZA a reorganizar sus servicios a nivel nacional y, esto sí, llevará a colocar a Atocha como el centro de todo ese servicio. Y gracias a eso entra en juego nuestro edificio: el  22 de enero de 1929, en un documento accesible en el archivo, se dice que esa centralización de los servicios obliga a la creación de un edificio específico y con mayor capacidad. Esa centralización, en el fondo, consiste en la contratación y gestión de especialistas: hasta ese momento los casos especialmente graves se derivaban a hospitales o clínicas cercanas ajenas a la empresa.

Pero ojo, que este documento del que hablamos no es el que lleva a la construcción del edificio, sino el que hace que el proyecto asuma unas determinadas características. Lo más probable es que la discusión en torno a la ubicación y la necesidad del edificio surgiese antes, tal vez en el mismo 1928 en que se redacta el proyecto original. Año en el que, además, parece ser que se pensó en ampliar la estación.

Uno de los planos que se pueden encontrar en el AHF.

La construcción del edificio se adjudicó en mayo de 1929 (oficialmente a 5 de junio) a un tal don Roberto Aleu Torres. Pero, si bien se concedió la obra con plazo de 20 meses, por diversas modificaciones en el proyecto a las que obligó la MZA, así como por huelgas y problemas de suministros a que se tuvo que enfrentar, no se pudo entregar la construcción hasta enero de 1933.

Esta es, pues, la historia resumida del actual Centro de Mando del AVE. Ahora, una curiosidad: en 1933 un tal M. Nieto, concesionario del servicio de almohadas de viaje (¿alguien pensaba que esto que tanto se ve en los aeropuertos era nuevo?) solicitaba ese local del servicio sanitario para desarrollar su actividad. ¡Estuvo rápido!

Carpetas consultadas en el AHF: C – 0302 – 002, C – 1089 – 001, C – 1093 – 001 y D – 0517 – 008