Hoy, 30 de noviembre de 2018, ha entrado en vigor “Madrid Central”. Este plan ha surgido como respuesta a varias cosas, aunque la fundamental es que busca reducir el impacto medioambiental de los coches. Por atacar a la movilidad intraurbana y al uso del coche, muchos ciudadanos se han posicionado en contra de la medida. Pero hubo un tiempo en que lo raro, precisamente, no era prohibir el paso de los coches sino el mero hecho de ver un coche.
Cuando empecé a escribir este artículo mi idea era hablar sobre el viaje del conde de Peñalver desde París a Madrid con su flamante buga nuevo. Cómo era de práctico o estorbante ese coche, el tiempo que tardó, cómo y a quién se lo compró, etc. También, por qué no, cuál fue la reacción de los madrileños al ver ese demonio mecánico que asustaba a los caballos. Y pensaba hacer esto porque es algo comúnmente aceptado que el coche del conde de Peñalver fue el primero en pasear por las calles de Madrid, en 1898.
De pronto, buscando información sobre todo esto en la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España (BNE), me di cuenta de lo equivocado que estaba. Y de lo equivocados que estábamos. En el libro “Madrid. Villa y Coche” (no termino de saber si me hace gracia el juego de palabras. Creo que sí), bastante útil por lo demás, veo confirmado que al menos en el último libro publicado sobre el tema (hay que decir que es de 1993) la idea era que el coche de Peñalver fue el primero. No he encontrado nada que diga lo contrario, la verdad.
El caso es que buscando esa información me encontré con que en el mes de octubre (esto es, un mes antes de la llegada de Peñalver, que llega en noviembre) habían pasado por la ciudad tres jóvenes franceses en su propio vehículo. Dirán algunos: bueno, pero es que sólo estaban de paso. Sí, claro, pero es que lo que se suele decir es que el de Peñalver fue el primer coche que vio Madrid. ¡Y unas narices!
Después de esto tenía ya la mosca detrás de la oreja. Así que seguí buscando. Probando distintas combinaciones de palabras. Y… voilà! Encuentro que el lunes 25 de junio de 1894 tienen un “desgraciado accidente” el duque del Infantado, dos de sus hijos y dos trabajadores de la familia.
Si leéis la imagen que adjunto veréis que el coche (movido a vapor) lo “habían usado muchas veces […] tanto dentro de Madrid como en expediciones por el campo”. Leches. Esto se adelanta en cuatro años al coche de Peñalver. Pero es que además… ya lo han usado «muchas veces». Así que, ¿desde cuándo lo tienen? He aquí una respuesta que, casi seguro, es la correcta:
¡Uy! Perdón, se me ha escapado el primer párrafo. Pero esperad, que ese párrafo también nos interesa.
A ver. En el segundo párrafo se nos dice que poco antes del 6 de marzo de 1894 “llamó la atención de los concurrentes al paseo de la Castellana un coche mecánico, propiedad del Sr. Don Joaquín Arteaga”. Ajá. Un coche, propiedad del hijo de los duques del Infantado. Es decir, seguramente el coche que se accidentó en la noticia anterior. Y yendo por el paseo de la Castellana. Es decir, por Madrid. Vale. Pero… ¿y ese primer párrafo? ¡Una Sociedad Cooperativa de vehículos! Vamos, vamos. Vamos a buscar.
Bueno. La verdad es que esta noticia es quizás un poco menos emocionante que las otras que os he añadido. No obstante, buscando un poco más sobre esta sociedad he encontrado una cosa que, para quien haya leído el artículo de las bicicletas, tendrá cierta gracia. La tal sociedad, que acabó por fundarse en abril de 1894… ¡fue presidida por el gobernador civil, marqués de Bogaraya! ¡Leñe! ¡Otra vez que el tal marqués se adelanta a Peñalver y el mérito se lo lleva el conde!
Porque sí. No sólo preside la sociedad, sino que esta compra el segundo vehículo que circulará por Madrid (sólo por detrás del de J. Arteaga): un Benz. Cualquiera diría que alguien tenía algo en contra del Marqués de Bogaraya. Tantas veces es el primero… y tantas veces se le olvida para hablar de Peñalver.
Sea como fuere, insisto en lo que decía al principio: hubo un tiempo en que la noticia era ver coches por Madrid. Esperemos a ver cómo afecta realmente la medida implantada para decir si es un fracaso o, por el contrario, un éxito. Ya hubo quejas en su momento por peatonalizar Preciados o Carretas, y ahora estamos todos tan contentos.
Espero que este artículo os haya interesado. Para mí la búsqueda ha sido muy intensa, y el resultado muy grato. Creo importante señalar que tanto en este artículo como en el del ciclismo la única fuente que he usado para las novedades que he presentado está al alcance de cualquiera: es la hemeroteca digital de la BNE. Obviamente he consultado libros y artículos actuales para confirmar alguna información ya conocida, pero no he acudido a archivos personales ni nada por el estilo. Gracias a la tecnología investigar empieza a estar al alcance de todos 😉
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