Hace poco, por azares de la vida, conocí a una persona que está trabajando por devolver la fama a la figura de Elena Fortún: María Jesús Fraga, miembro del grupo de investigación La Otra Edad de Plata. María Jesús, a su vez, tuvo la suerte de conocer al dueño de la editorial Renacimiento. Gracias a ello ha podido organizar la reedición de las obras de Elena Fortún en una colección que la editorial ha dado en llamar “Biblioteca Elena Fortún”, a la que os aconsejo que echéis un vistazo.

Alguno de vosotros conocerá de antes la existencia de la colección de Celia, escrita por Elena Fortún. Aunque lo que no sé si sabréis es que esta colección empezó como una serie de historietas en la revista Blanco y Negro, del diario ABC. Fue su rápido éxito lo que permitió a Celia salir de los periódicos y convertirse en una de las colecciones para niños y adolescentes más importantes de la historia de nuestra literatura.

Yo, la verdad, no he leído nada de la colección hasta hace muy poco tiempo, y el que he leído ha sido únicamente este Celia en la revolución. Este libro lo tenía en esa clásica lista de “obras pendientes” que creo que todos tenemos; una lista en la que se encontraba fundamentalmente (y esto hay que reconocerlo) por mi especialización en la Guerra Civil.

En esta novela, que va de 1936 a 1939, Celia es ya una adolescente crecidita. Casi se podría decir que toda una adulta por todo lo que supuso la muerte de su madre con anterioridad a esta novela. Empieza todo estando ella en casa del abuelo, en Segovia. El título, como podemos observar, hace referencia a la revolución. De modo que, como en Salamanca lo que se produjo fue una contrarrevolución, podemos deducir que este estar en Salamanca va a ser algo temporal. Muy rápidamente nuestra protagonista va a irse a Madrid, y ahí vivirá durante una parte muy importante de la guerra, en dos fases diferenciadas separadas por un pequeño viaje por el territorio republicano.

Quien haya leído algo sobre Celia sabrá que, aunque es una novela en la que los personajes son pura ficción, lo cierto es que siempre hay una dosis importante de realidad. Es decir, Fortún usa en esta narración a los personajes y la historia simplemente como una excusa para hablar de la época. Tanto en Madrid, como cuando Celia esté en Valencia o Barcelona, vamos a poder ver detalles de cómo se vivía la guerra en estas ciudades. Ciudades que vivieron guerras muy distintas. Desde el periódico pasar de aviones y caer de bombas en la capital de España, así como las esperas infructuosas para comprar comida, hasta la tranquilidad de poder comer incluso en restaurantes en la capital del Turia.

Celia vivirá en sus carnes lo peor y lo mejor de la guerra. Verá seres queridos morir, pero se reencontrará con otros y hasta encontrará, por primera vez, el amor. Tiene, además, la suerte de formar parte de una familia acomodada, lo que ayudará a sobrellevar algunos de los problemas que la guerra conlleva para los más necesitados. Pasará hambre por etapas, mientras que en algunos momentos podrá incluso disfrutar de un buen marisco.

El libro, por su estilo y por sus características, resulta muy ameno. Además, en no pocas ocasiones saca una sonrisa o, por el contrario, te hace llorar. Es decir, que además te mete en la historia. Vamos, que os lo recomiendo, y espero que os sirva de introducción a lecturas más profundas sobre la Guerra Civil.

Edición de 5 de noviembre: me recuerdan que van a estrenar una obra de teatro relacionada con esta novela, específicamente esta, en el Centro Dramático Nacional. Aquí más información.