En el anterior artículo prometí que traería otro hablando sobre los bulos acerca del origen y desarrollo de la Guerra Civil. Lo tenía pensado, y ya bastante avanzado, porque me estaba generando una cierta preocupación ver cómo algunos tweets tendenciosos lograban cientos y miles de reenvíos. Entretanto se ha hecho viral un hilo de twitter que precisamente lucha contra algunos de ellos: los relativos a las bondades del franquismo.

Con este tipo de artículos, hilos y publicaciones seguramente no convenceremos a ningún franquista de que la culpa del golpe fue única y exclusivamente de los golpistas, ni de que el franquismo fue una dictadura… y de las peores. Pero por lo menos, si consiguen una cierta difusión, lograremos que gente que no suele informarse por estos temas reciba en algún momento información veraz. Y que, desde luego, gente poco interesada en el tema no diga tranquilamente que “con Franco se vivía mejor” o “la República destrozó España”

En primer lugar quiero recordar una cosa: Franco no dio un golpe de Estado; Franco participó en un golpe de Estado. El golpe lo organizó un tal Emilio Mola en representación del hombre con la mayor graduación del Ejército español: José Sanjurjo. El golpe, en sí, ni siquiera lo empezó ninguno de estos tres hombres, sino que empezó como reacción a una redada en Marruecos. Franco tuvo la suerte de recibir de Mola el encargo de acudir desde Canarias (donde estaba) a Marruecos para dirigir a la tropa de Marruecos, que dada la situación acabó siendo la más relevante. Fue eso, el estar en el momento y lugar adecuados, lo que aupó a Franco al poder, pero no fue hasta cuatro días antes del golpe que confirmó a Mola que iba a participar en él.

Hecha esta aclaración, volvemos a los mitos:

  1. La Guerra Civil la provocaron los rojos matando a Calvo Sotelo

A nadie escapará la idea de que un golpe de Estado no se prepara en dos días, como quien dice. Si Calvo Sotelo fue asesinado el día 13 de julio es difícil que para el día 17 haya ya organizado un golpe derivado de este asesinato. Hay pruebas sobradas de que el golpe llevaba tiempo gestándose.

De hecho se sabe que Mola había ordenado a la tropa de Marruecos que iniciase el golpe el día 18. Y se sabe también que Francisco Franco el día 13 de julio mandó un mensaje a Mola diciendo que no se apuntaba a la fiesta, que lo veía precipitado. Sí llevarían razón si en lugar de decir que “el asesinato de Calvo Sotelo fue el desencadenante de la guerra” dijeran que “Franco se sumó al carro del golpe después por el asesinato de Calvo Sotelo”.

Por cierto: ni la Fundación Nacional Francisco Franco niega que el golpe ya se estuviera preparando. En su web reconocen que el 9 de julio se firmó el contrato de alquiler del Dragon Rapide, el avión que habría de trasladar a Franco a Marruecos.

  1. (o 2.b) La Guerra Civil la provocaron los rojos con la revolución de Octubre de 1934.

La Revolución de Octubre fue un ataque de los sindicatos a la República. Cierto, cierto, la huelga más importante que hubo la hicieron contra la derecha, es decir, contra el primer Gobierno en el que participó la CEDA. No lo negaré. Pero es que toda la República estuvo salpicada de huelgas, no siendo la de 1934 la única importante. Podemos empezar con las huelgas del campo en el verano de 1931, o con la huelga de la Telefónica, organizada por CNT, también en 1931.

Insisto: sindicatos (UGT y CNT) contra la República. Porque para estos dos sindicatos la república no era el destino final. No es, como se pretende, un golpe de los republicanos de izquierdas contra los republicanos de derechas. Y en ese sentido tampoco se justifica el golpe de Estado de 1936. Lo que se pretendía en julio de 1936 no era salvaguardar la República (que es algo que en los primeros meses dicen personajes como Franco o Queipo de Llano, que es general de la 2ª División), sino tener una república a su gusto. Curiosamente luego derivaría en algo muy distinto de lo inicial: una monarquía sin rey.

  1. Los rojos robaron a los españoles regalándole el oro del Banco de España a la URSS (aka el oro de Moscú).
  • Lo primero es que los rojos también eran españoles. No hace falta ser un lumbreras para entender esto.
  • En segundo lugar, la Guerra Civil Española requirió, como cualquier guerra, que ambos bandos destinasen todos sus recursos a ganarla. Cada cual los suyos.
    La República tuvo en este sentido una ventaja, que fue una mayor riqueza inicial, y una desventaja: sólo la URSS le vendía armamento de forma legal. Así, los republicanos se vieron obligados a mandar una parte de sus fondos a Rusia (como una especie de depósito de garantía) y otra parte a París (por estar ahí el principal centro de contrabando). Y aunque sea una curiosidad menor, cabe decir que realmente el oro en lingotes suponía menos de un 1% de esas reservas. Se encontraba fundamentalmente en forma de divisas extranjeras. Estas cosas se saben ya desde 1977 gracias a Ángel Viñas.
    Ese dinero sirvió, como digo, para comprar armamento e incluso víveres, y sirvió también para sufragar los gastos del exilio: los viajes a México de aquellos que se pudo, la instalación de empresas autosuficientes para dar empleo a esos españoles exiliados, etc.
  • Como he dicho, cada cual usó sus recursos. Los sublevados también lo hicieron. Con los italianos lo tuvieron fácil: buena parte se pagó en dinero, pero otra parte se consiguió a crédito, con la suerte de que en 1943 el régimen italiano dejó de poder pedir la devolución de los créditos. Más exigentes fueron los alemanes: a cambio de su ayuda querían las minas de Rio Tinto y las de Wolframio.
  • Y por último, los sublevados no sólo fueron a crédito y dieron el subsuelo español. Hipotecaron el futuro de España llevando a la muerte o al exilio a cientos de miles de españoles.
  1. La República quemaba iglesias.

Dicho de otra manera: se justifica el golpe por la defensa de la fe católica, acusando a la República de forma directa de la quema de iglesias o del miedo de los católicos a la hora de salir en procesión, etc.

Como no hace falta señalar que la República también son los dos años de gobierno de la CEDA (es innecesario decir que nadie le critica a esos dos años la quema de iglesias), diré que los primeros cinco años de la República el cargo de Presidente lo ostentó un hombre católico practicante: Niceto Alcalá Zamora. De hecho puedo deciros que tenía la costumbre de ir a orar a San Fermín de los Navarros (una vez alcanzó la presidencia se le hizo más difícil ir a este templo, ya sabéis cómo somos los españoles con los famosos). También, el ministro de Gobernación del Gobierno Provisional (1931) era otro católico: Miguel Maura. Ahora que me digan que la República quemaba templos. Se puede acusar de pasividad, eso sí, y esa pasividad la admite y explica Alcalá Zamora diciendo que una república tan joven no podía permitirse un baño de sangre (al final hubo unos cuantos, como en Casas Viejas).

Quizás, más bien, podía decirse que algunos (lo pondré en mayúsculas, para resaltarlo: ALGUNOS) obispos y otros altos cargos de la jerarquía católica actuaban contra la República. El cardenal Vidal i Barraquer (cardenal, ¡nada menos!) advirtió al secretario de Estado del Vaticano, el futuro Pio XII, del peligro que la derecha española y algunos prelados suponían para la fe católica por su política du pire (sic). Es decir, su política de “cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político”.

En segundo lugar os diré que los sublevados ni siquiera le dieron importancia a esto hasta agosto de 1936. Entre los golpistas se encontraban: Queipo de Llano, poco o nada católico; Cabanellas, masón; Mola, que no dice nada en sus proclamas sobre religión; Franco, que tampoco era especialmente religioso (reconocido por Ricardo de la Cierva, uno de los historiadores del régimen)… ¿Cruzada? Sí, esa palabra se usa por primera vez en septiembre de 1936. Pero ni siquiera la Iglesia la llega a usar.

Como veis, muchos de los argumentos que algunos dan para justificar el golpe de Estado de Franco (que, insisto, no fue de Franco) son completamente erróneos. Incluso la FNFF admite algunos: asume que el asesinato de Calvo Sotelo no fue el motivo de la sublevación, sino únicamente lo que motivó a Franco a rectificar su postura y confirmar a Mola su participación.

 

Fuentes:

PAYNE, Stanley (2014): La Guerra Civil Española, Ediciones Rialp, S.A., Madrid.

PRESTON, Paul (2011): La Guerra Civil Española, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U, Barcelona (edición digital).

VIÑAS, Ángel (2006): La Soledad de la República, Editorial Crítica, Barcelona.

VV.AA. (2013): Los mitos del 18 de julio, Editorial planeta, Barcelona.